lunes, 25 de febrero de 2013

Difícil mezcla

Una palabra, una caricia, un gesto, un abrazo, una sonrisa. Algo que nos activa por dentro. El mecanismo se pone en marcha y damos lo mejor de nosotros mismos.
En la vida de casi todos -envidio profundamente a los que no- hay una persona especial. Una mezcla tan maravillosa como dolorosa. Efectivamente, el amor la estaba matando. La cuestión es si está dispuesta a arriesgar o no, conociendo lo que todo ello supondría. El problema es mucho más hondo, va más allá. Quizá es tan simple que da pánico. No sabe que pasará, solo espera despertar a la orilla del lago, tocar aquel ápice de piel y dejar a un lado la razón.
No sabe lo que le deparará, puede ganarlo todo o perder lo poco que le queda. Ganarlo a él. Como si de un trofeo se tratase. Sabe perfectamente que es mucho más que eso, significa un mundo, una canción, una esperanza. Quién sabe si todo fue producto de su imaginación, o de esos ojos que la encandilaron. Sabía a ciencia cierta que esa mirada no era común, sentía que nadie la había mirado así antes. Nunca nadie la había mirado como si todo.
Tanto daría por decirle todo lo que siente, por hacerle saber que cada movimiento suyo es por él, y en cada rincón de su mente no hay más que una sombra y una silueta de una única persona. No confundiría jamás aquel perfume, mezcla de piel, juventud y amor. No se decide ni por blanco ni por negro, y siempre presumía de ser extremista. Decía que nunca le robarían el corazón, no creía ni en Romeo ni en Julieta. Hablaba de ello con aires de superioridad y brindaba por amarse y ser fiel a si misma. Cuánta lealtad parrafeó, y en qué poco quedó aquel egoísmo desenfrenado... Busca siempre aprender la manera de olvidarle, quizá será la más difícil de sus lecciones. 
Decide, finalmente, por negro. Apuesta por la espera, paciente, la incluye en su quimérica idea del destino. No habrá otra cosa que desee con más ganas, no habrá otra persona que la haga sentir tan viva y a la vez tan muerta. Decide, finalmente, por negro; a hacer como si nada. Pero nada también siente.


- Un sincero te quiero.

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